El fanatismo por el fútbol en Argentina corresponde a uno de los fenómenos sociales más grandes de Sudamérica y el folclor que existe entorno a este deporte es una fuente prácticamente inagotable de historias, acontecimientos y anécdotas que han forjado la identidad de cada club.
En cuanto a los apodos o sobrenombres de las distintas entidades que componen el balompié trasandino, en la mayoría de estos casos, han sido las propias burlas de sus archirrivales las que han terminado por bautizar a los hinchas de determinado equipo, permitiéndoles sentirse orgullosos y con un sentido de pertenencia que nace desde el profundo desprecio.
Boca Juniors – Bosteros
Boca Juniors es uno de los clubes más populares del mundo, siendo La Bombonera la casa de la pasión y amor por el fútbol. Este elenco azul y oro recibe dos apodos reconocibles entre los amantes de este deporte; ‘Xeneizes’ y ‘Bosteros’.
El primero tiene relación con la alta presencia de inmigrantes de Génova (Italia) en el barrio La Boca a principios del siglo XX, a quienes, en léxico genovés, se les conocía como zeneizes, por lo que, en esos años, comenzó a ser sinónimo de ser hincha de Boca.
Pero, ¿por qué bosteros? Este apelativo tiene dos explicaciones, aunque su intención principal fue la de denostar. La primera tiene que ver con los excrementos que podían verse flotando en un riachuelo cercano a La Bombonera, los cuales se acercaban aún más al estadio cuando había inundaciones.
La segunda teoría guarda relación con el terminal de transportes de caballos que existía en el barrio La Boca. Y es que, a principios del siglo XX, las deposiciones de estos animales eran almacenadas para ser trasladada a una fábrica de ladrillo que las ocupaba como materia prima, también muy cerca del recinto deportivo.
Si bien nació como una ofensa, hoy en día está lejos de serla, ya que los aficionados de Boca tomaron con orgullo lo despectivo, convirtiéndolo en una forma de identidad.
River Plate – Gallinas
A pesar de también ser conocido como el ‘Millonario’, luego del fichaje de Carlos Peucelle, Bernabé Ferreyra, Ángel Bossio, Juan Arrillaga, Alfredo Cuello y Carlos Santamaría en la década del 30, los cuales sumaron una cifra de 125.000 pesos, una millonada para la época, los hinchas de River Plate han tenido que aceptar toda su vida ser llamados ‘gallinas’.
Un apodo que se originó en 1966 y en Chile, cuando el conjunto de Buenos Aires enfrentó a Peñarol de Uruguay en la final de la Copa Libertadores. Y es que, al término del primer tiempo, el cuadro argentino se fue al descanso con un 2-0 a favor. Sin embargo, el partido terminaría en derrota por 4-2.
Una decepción enorme que fue enrostrada inmediatamente por los hinchas de Banfield en su regreso al país, quienes recibieron a los de Núñez en un encuentro por el torneo local con insultos y cánticos en alusión a la final perdida.
Sin embargo, la cúspide de estas burlas sucedió cuando, desde la tribuna, fue arrojada una gallina con una cinta roja en el pecho, simulando la camiseta de River Plate.
Pese al tono despreciativo de este sobrenombre, los propios aficionados del conjunto millonario lo han adoptado con cariño y como un símbolo del club, teniendo hasta una popular canción que señala con orgullo que son un “gallinero”.
San Lorenzo – Cuervos
San Lorenzo de Almagro cuenta con dos apodos sumamente reconocibles por los amantes del fútbol; ‘Ciclón’ y ‘Cuervo’. En el caso del primero, es un sobrenombre que sea cae de maduro, ya que, al tener como principal archirrival a Huracán, la línea atmosférica tenía que seguir.
No obstante, el apelativo de ‘cuervos’ no es tan obvio y su historia es más llamativa, haciendo referencia a su fundador, el padre Lorenzo Massa, por el que también llaman a la institución con el alias de ‘El Santo’.
Mientras el equipo usaba los colores azulgranas, el sacerdote vestía con una sotana negra a todas horas del día, por lo que sus rivales comenzaron a relacionar al club con los cuervos por el color de la vestimenta de su fundador.
Newell’s Old Boys – Leprosos
Uno de los clásicos más encendidos del fútbol argentino es el que protagonizan los dos clubes más importantes de Rosario; Rosario Central y Newell’s Old Boys, los cuales tienen una historia bastante peculiar, de la cual nacen sus apodos.
Según relatan varios historiadores trasandinos, a principios del siglo XX, el Hospital Carrasco les propuso a ambas instituciones organizar un partido benéfico para las víctimas de la lepra que azotaba la ciudad.
Si bien, en un principio, ambos equipos aceptaron esta propuesta, fue sólo la directiva de Newell’s que mostró más entusiasmo de que se llevara a cabo este partido.
Una motivación que no era compartida por sus archirrivales, quienes finalmente decidieron rechazar la idea y no asistir al partido. De esta manera, el cuadro rojinegro organizó un evento en solitario, lo que lo llevó a ganarse el apelativo de ‘leproso’.
Rosario Central – Canallas
Dada esta repudiable actitud de Rosario Central en contra de los pacientes con lepra que combatían contra esta enfermedad en el principal hospital de la ciudad, los aficionados de Newell’s no se quedaron atrás y comenzaron a llamar ‘canalla’ a cualquier persona vinculada al cuadro amarillo y azul.
Con el correr de los años, ambos elencos adoptaron con orgullo estos sobrenombres, los cuales son una clara muestra del rico folclor del fútbol argentino.
Gimnasia de la Plata – Triperos
De 1905 a 1914, Gimnasia de la Plata no lo pasó bien en el fútbol argentino. Su caída hasta la tercera división representó uno de los peores momentos de la institución, bailando día a día con el amateurismo.
Sin embargo, en 1915, el equipo logró el anhelado ascenso a la Primera División tras una alianza con el Club Independencia, donde además de jugar antiguos futbolista campeones de Estudiantes de la Plata, también contaba con una alta presencia de trabajadores de la empresa frigorífica Swift de Berisso.
Cada vez que enfrentaban a sus archirrivales, los hinchas rojiblancos le recordaban su hazaña a punta de ‘triperos’, que era como se les llamaba a estos trabajadores. Mientras pasaban los años, los fanáticos del ‘Lobo’ adoptaron este apelativo como símbolo de identidad.
Estudiantes de la Plata – Pincharratas
Sin duda, ‘Pincharrata’ es uno de los apodos más curiosos del balompié trasandino. Esta forma de referirse a los jugadores y fanáticos de Estudiantes de la Plata tiene dos versiones.
La primera tiene relación a los primeros socios del club, principalmente, estudiantes de medicina de la Universidad de La Plata, quienes eran conocidos por experimentar en sus laboratorios de la facultad con roedores, a los que se les inyectaba todo tipo de compuestos.
La segunda versión tiene que ver con una ‘venganza’ de los aficionados de Gimnasia de la Plata por llamarlos ‘triperos’. Y es que, desde 1910, Felipe Montedónico era el hincha rojiblanco más reconocido en la ciudad, acompañando a los jugadores a donde fueran.
Rápidamente, se convirtió en una celebridad local y los ojos de los lugareños comenzaron a estar puestos en él, quienes veían día a día al fanático hincha ganarse la vida como funcionario de aseo municipal, específicamente, matando con un tridente a las ratas que se encontraban alrededor del mercado de la ciudad.
Desde ese entonces, los vecinos comenzaron a decirle el ‘pincharrata’ a Felipe, quien adoptó este sobrenombre con sentido del humor. Su fanatismo por Estudiantes de la Plata no cesó y, a medida que pasaron los años, sus archirrivales comenzaron a usar este apodo de forma despectiva a los que asistían a la tribuna y no sólo al querido personaje de la ciudad.
Colón de Santa Fe – Sabaleros
Colón de Santa Fe saltó a la fama a nivel mundial tras su participación en la final de la Copa Sudamericana 2019. Un encuentro que los fanáticos del fútbol no recuerdan por la victoria 3-1 de Independiente del Valle de Ecuador, sino que por la emotiva presentación de la banda Los Palmeras y la canción ‘Soy Sabalero’.
⚫🔴🗣️¡AAEEEEAAA, SABALERO, SABALERO! 🎶
🔙 Hace cuatro años, #Colón llevaba 40 mil hinchas a la final de la #CopaSudamericana en Asunción y Los Palmeras emocionaban a todos en la previa con un tema que quedará en la memoria. pic.twitter.com/STHDtRgBrT
— TyC Sports (@TyCSports) November 9, 2023
Pero, ¿qué quiere decir ser sabalero? La propia institución afirma que existen diversas hipótesis respecto de este sobrenombre, sin embargo, tanto la entidad como los hinchas adoptan una historia como la original.
Esta tiene que ver con los peces que habitan en los ríos que rodean a la capital provincial; los sábalos, los cuales eran comúnmente pescado por los lugareños, quienes obtenían su sustento para sobrevivir día a día, gracias a su abundancia y facilidad de pescarlo.
Tras el nacimiento de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en 1948, los rivales de Colón solían gritarles ‘sabaleros’ de forma insultante, intentando realizar un juego de palabras con ‘sabalaje’, que era un término despectivo para referirse a un grupo de personas de escasos recursos.
Lejos de sentirse ofendidos, este apodo comenzó a ser del gusto de las personas de los barrios más populares de Santa Fe y, en consecuencia, de los propios hinchas, quienes le han gritado a todo el mundo su orgullo por ser ‘sabaleros’.
Unión de Santa Fe – Tatengue
Pese a que los propios hinchas del club señalan que el apodo de ‘tatengues’ fue puesto por ellos mismos en los años 20′, no fue hasta la década del 60 –ad portas de ser considerado uno de los equipos más importante del interior en los 70’- que este sobrenombre se hizo más oficial, aunque con motivo de insulto o burla.
Y es que, por esos años, a lo que hoy se conoce como ‘cheto’ en Argentina antes se le decía ‘tatengue’, que se refería a las personas de clase alta o que aparentaban serlo.
Al ser fundado en la capital de Santa Fe, donde vivían familias con buen pasar, y desde donde comenzaron a ser sus primeros simpatizantes, los rivales decidieron tildar con este apodo al elenco rojiblanco.
La propia institución buscó quitarse este apelativo de encima, ya que no querían ser vinculados con una organización aristocrática, pero sus intentos fueron en vano.
Platense – Calamar
Por último, el periodismo jugó un rol clave en el origen del que se convirtió en el apodo oficial de Club Atlético Platense de la localidad de Florida de Buenos Aires.
En sus primeros pasos en el profesionalismo, el elenco marrón tenía sus instalaciones y su estadio en lo que hoy es la Avenida del Libertador, una zona que se encuentra casi a las orillas del Río de la Plata.
No era extraño que, en días de lluvia, Platense recibiera a sus rivales en una cancha prácticamente inundada y visiblemente deteriorada por el barro. Unas condiciones a las que el equipo le sacaba ventaja y se hacía fuerte, consiguiendo la mayoría de los puntos en invierno.
Fue por esta razón que el periodista uruguayo Antonio Palacio Zino, sorprendido por la buena racha invernal del club, escribió en una de sus crónicas que los futbolistas jugaban en el barro “como calamares en su tinta”.
No costó nada para que, tanto sus hinchas como los fanáticos del fútbol trasandino, comenzarán a llamarla ‘Calamar’ al cuadro porteño. Un sobrenombre que calzó perfecto entre 1911 y 1916 –que fueron los años cuando el equipo estaba ubicado en esta zona-, ya que su camiseta prácticamente incolora también se asemejaba al tono de los calamares que vendían en el mercado.