Por Leopoldo Pulgar Ibarra
Aproximar al público un fenómeno terrestre que nos hace temblar -las espectaculares erupciones volcánicas- es el objetivo tanto del director Nicolás Espinoza como del dramaturgo Juan Pablo Troncoso.
Tienen razón, si se considera que en nuestro país hay 2 mil volcanes, 87 activos y 60 de éstos con registro histórico de actividad: cifras impresionantes que estimularon a la compañía Plataforma Telúrica a crear un relato de ciencia ficción. Sus referencias son este fenómeno natural, conceptos científicos de la vulcanología y, por supuesto, el arte y la imaginación.
Dos rescatistas andinos en busca de una pareja perdida cerca del cráter de un volcán con señales de erupción protagonizan esta historia. El relato muestra la conexión entre una ciencia de la Tierra y la vida cotidiana. Una mochila encontrada en el camino es la única pista para llegar hasta ellos.
En su interior hay objetos que sugieren un lenguaje escénico y relatos, todo basado en la “composición e interacción de narraciones, diálogos, cuerpos, visualidad, diseño multimedia, sonido y música en vivo”, dicen los realizadores.
Respecto del contenido de la propuesta, asesorada por especialistas en sociología, vulcanología y geología, este “relato volcánico de ciencia ficción trae a escena el movimiento y la performatividad de lo no vivo”. Un fenómeno que se presenta en su relación de riesgo con las comunidades humanas y culturales vecinas.
“En realidad, la obra se pregunta por otras formas de habitar el planeta, que no giren en torno al tiempo humano, sino a la convivencia respetuosa con lo distinto”, subraya el director Nicolás Espinoza.

Conexiones y autonomía
¿Es posible realmente relacionar el arte y las ciencias de la Tierra o es sólo una construcción intelectual?
“Sí, es totalmente posible. En la actualidad es necesario tener una mirada interdisciplinaria que pueda incluir el arte y las ciencias, como una forma de analizar y cuestionar ciertos fenómenos de la realidad.
“La autonomía de las distintas disciplinas contribuyó a crear una cierta jerarquía que en la realidad no existe: ese ordenamiento jerárquico en la sociedad capitalista pone a la ciencia por sobre el arte y otras disciplinas, jerarquías que no operan en la práctica.
“En nuestro caso, para entender ciertos fenómenos que son complejos es necesario reconocer las relaciones entre arte escénico, vulcanología y vulcanólogos”.
¿Qué conexiones artísticas habría entre el teatro y, en este caso, un volcán?
“El filósofo inglés Timothy Morton intenta vincular, precisamente, esta idea del arte como una forma de conocimiento. Por ejemplo, un árbol: la ciencia es capaz de generar conocimiento ´objetivo´… pero la pintura, el teatro, el arte, al representar ese árbol, genera otra forma de conocimiento: el conocimiento sentible.
“Nosotros quisimos acercarnos a un fenómeno de la realidad, un volcán, para saber si existe un vínculo entre ciencia y arte. Contamos con varias asesorías, entre éstas la de Manuel Tironi, sociólogo investigador del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), quien ha estudiado la vulcanología ancestral del pueblo Lickanantay, en el norte de Chile.
“Pudimos ver que el acercamiento al fenómeno vulcanológico tiene particularidades parecidas a nuestros procesos creativos escénicos. La sensibilidad o la aproximación sensible a ciertos fenómenos también genera una forma metodológica de conocimiento.
“En este sentido, estamos proponiendo en la obra un vínculo entre arte y ciencia. No como un conocimiento acabado, sino como un conocimiento que se abre a otras posibilidades de entender el mundo y la realidad o de entender la relación con el mundo y la realidad”.
Estética y erupciones
La naturaleza aporta belleza como arista propia…
“Sí. Pienso que nuestro proceso creativo tiene que ver con lo inabarcable, con lo inenarrable, con lo inexplicable, con aquello que se nos escapa un poco de nuestros parámetros de conocimiento.
“Algo que tiene una dimensión estética que también está en el proceso creativo. Las erupciones volcánicas, por ejemplo, tienen que ver con esta idea en términos de luz y la relación entre la nube piroclástica con los rayos…
La dimensión estética volcánica incluye saber por qué las erupciones atraen a tanta gente… Además, en la naturaleza hay muchas cosas de difícil explicación…
“Sí, por supuesto, y los volcanes son cuerpos materiales difíciles de estudiar. Por ejemplo, cómo se origina la cámara magmática, roca fundida a kilómetros de profundidad, producto de un proceso que dura a veces cientos y miles de años antes de una erupción.
“En este ámbito desconocido hay un misterio, para la ciencia y para nosotros como seres humanos. Hay algo desconocido que nos pone en nuestro lugar como seres humanos.
“No estamos en la cúspide de una pirámide en cuya parte baja está lo demás. Estamos en una especie de horizontalidad donde el entorno nos modifica y determina nuestro comportamiento.
“La ciencia entiende una parte muy pequeña de nuestra realidad, por lo que no podemos obviar la reflexión en todos los terrenos, en ese territorio donde está la oscuridad, lo desconocido para nosotros, debido a nuestra limitada capacidad de compresión”.

Ficción y realidad
La mochila es un elemento clave para descifrar la obra: ¿qué pistas encuentran allí los rescatistas?
“La mochila para nosotros es un contenedor de ficción para poder juntar las huellas de las distintas narraciones y documentos que recopilamos con el dramaturgo Juan Pablo Troncoso, a lo largo del proceso de creación.
“Son objetos de las personas perdidas en el volcán, como una libreta donde uno de los personajes anota sus experiencias durante el camino. La obra tiene distintas capas, como los volcanes, cuyas capas se van acumulando en el tiempo por las distintas erupciones”.
¿Utilizan tecnología para recrear la luminosidad de una erupción?
“Sí. Nuestro diseñador multimedia ha desarrollado distintos efectos lumínicos. Ocupamos la maquinaria teatral para dar cuenta de estas grandes dimensiones y de la espectacularidad de los volcanes. Más que representarlo, queremos vincularnos sentiblemente con el fenómeno volcánico.
“La obra transita por cámaras magmáticas, fundiendo materiales, construyendo un relato volcánico de ciencia ficción, que trae a escena el movimiento y la performatividad de lo no vivo. Son relaciones que fluyen y emergen como el magma y comunidades que viven y mueren en torno al volcán.
“También los abordamos por su perspectiva histórica, a través de las distintas capas que van acumulando y lo que cada una representa en un tiempo determinado. Todas se fueron mezclando en esta obra”.
Volcanes y terremotos son parte de Chile, ¿nos acostumbramos por miedo, religiosidad o resignación?
“Planteamos distintas dimensiones de nuestra relación con el fenómeno volcánico. Hay espacios de resignación, también de culto, como pensar que estos volcanes tienen alma. Los sistemas de creencia nos permiten abordar distintas dimensiones de este fenómeno.
“En nuestra cultura contemporánea conviven distintos sistemas de creencias que se relacionan de distintas maneras con los volcanes, y que no se superponen. Incluso hay lugares donde estos sistemas se complementan”.

Volver al Volcán
Dramaturgia: Juan Pablo Troncoso
Dirección: Nicolás Espinoza
Elenco: Plataforma Telúrica (Verónica Medel, Juan Pablo Peragallo)
Diseño escenografía y vestuario: Catalina Devia
Diseño iluminación: Catalina Devia, Víctor Zúñiga
Asesoría corporal: Rodrigo Chaverini
Diseño sonoro y música en escena: Daniel Marabolí
Diseño multimedia y jefe técnico: Víctor Zúñiga
Asesoría teórica: Manuel Tironi, Verónica Silva, Bárbara Droguett, Jorge Clavero
Patrocinio: Museo Nacional de Historia Natural (Verónica Villarroel, antropóloga física, investigadora y curadora de la Colección Bioantropológica del Museo Nacional de Historia Natural)
Comunicaciones: La Copia Feliz Producciones
Coproducción: GAM, Espacio Checoslovaquia
Producción: Nicole Venegas
Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM)
Alameda 227, Santiago.
Jueves a sábado, 20.00 horas; domingo, 18.00 horas.
Entrada general, $ 8.000; personas mayores, con discapacidad y estudiantes, $ 5.200.
Duración: 75 minutos.
+12 años.
Desde el 04 al 25 de mayo de 2025.